BBMRI-ERIC: un ejemplo del papel de las infraestructuras científicas en la investigación biomédica de las próximas décadas

Manuel M Morente.

La investigación biomédica persigue dos grandes objetivos. En primer lugar, aunque ocasionalmente olvidado, es la promoción de la salud y el bienestar de la sociedad. El segundo se refiere a una fuente de trasferencia y, en última instancia, de generación de riqueza y desarrollo económico. El primero de esos objetivos es global con una rápida trasferencia de los avances realmente eficaces a cualquier país económica y socialmente desarrollado. Sin embargo el segundo de ellos posee características locales no siendo lo mismo si se enriquece o desarrolla más un país que otro.

Parece innegable el gran potencial científico e industrial de Europa, pero sin embargo los Estados Unidos de Norteamérica sigue siendo el principal motor de la investigación biomédica, y algunos de los grandes países emergentes compiten también abiertamente con Europa especialmente en materia tecnológica. Podríamos decir que el potencial de Europa se devalúa al tener que vencer obstáculos internos y muy especialmente la disparidad legislativa y la diversificación de iniciativas e intereses nacionales, regionales e incluso locales.

Para que Europa pueda competir científicamente con los Estados Unidos debe promocionar de manera decidida plataformas conjuntas que minimicen el impacto de la diversidad nacional. Esta es la dinámica que desde hace décadas vienen desarrollando las instituciones europeas mediante los conocidos Programas Marco y el actual Horizonte 2020. Pero además dichas instituciones decidieron en 2002 promocionar no solo grandes estudios cooperativos de ámbito internacional, sino también y de manera especialmente comprometida, la creación de grandes plataformas de servicio que facilitasen el acceso a tecnología, procedimientos y elementos básicos de la investigación, las conocidas como ESFRIs (European Strategy Forum for Research Infrastructures) y entre ellas una especifica centrada en el acceso a muestras y datos asociados: BBMRI (Biobanking and Biomolecular Resources Infrastructure) incluida en la hoja de ruta de 2006.

La justificación principal de estas infraestructuras no es, sin embargo, de tipo económico o de competencia sino que es, o al menos debería ser, de tipo científico. El desarrollo de la biotecnología iniciado hace décadas y en fase de continuo crecimiento abre unas expectativas de tipo sanitario realmente impensables hace solamente veinte años. La promesa de una medicina más personalizada en términos de prevención, diagnóstico y tratamiento basados en los perfiles genéticos de los individuos y de sus procesos es más que un eslogan, es una realidad y una promesa real que marca un objetivo realista e ilusionante para cuentos formamos parte de la comunidad científica y más específicamente de cuantos nos dedicamos a la investigación biomédica. Pero al mismo tiempo es un reto de ingentes proporciones pues ha de elaborarse sobre el estudio de amplísimas cohortes de individuos para que represente de manera fidedigna la gran variedad genética de la población. Y es aquí donde aparece la figura de los biobancos como colecciones de muestras y datos asociados que hagan factible de manera adecuada y sencilla el acceso por parte de los investigadores a estos datos y muestras que son la base de la llamada investigación traslacional entendida como el rápido y eficaz traspaso del conocimiento adquirido por los investigadores básicos mediante modelos, tanto animales como de líneas celulares, hasta la práctica clínica y por tanto a la sociedad.

Los biobancos son unánimemente consideradas como piezas clave en el desarrollo científico de la Medicina del futuro, no solo a largo plazo sino de las próximas décadas, y las estructuras cooperativas de biobancos, como BBMRI-ERIC en el ámbito internacional europeo o la Plataforma Nacional de Biobancos - ISCIII en el español, la mejor garantía de buen servicio y de minimización de los sesgos propios de los estudios multicéntricos y multinacionales.

El nacimiento oficial de BBMRI-ERIC solo puede ser considerado como una gran noticia desde el punto de vista científico, si bien es también verdad que aún le queda un largo recorrido de definición hasta llegar a ser la herramienta de servicio que todos esperamos. Aún persisten modelos nacionales diversos, una legislación fragmentada y no siempre fácilmente armonizable, la carencia de un adecuado modelo de mercado, la preponderancia de los biobancos poblacionales frente a los asociados a enfermedades concretas, la ausencia de algunos países que tendrían mucho que aportar, y un largo etcétera de aspectos a abordar. Estas han de ser las mayores prioridades de los actuales responsables de BBMRI-ERIC y de los Estados Miembros que la componen, pero, sin ninguna duda, hay potencial suficiente como para tener esperanza en el modelo.

Desgraciadamente España no ha sabido aún resolver de manera eficaz los problemas administrativos y de estrategia necesarios para su integración en BBMRI-ERIC a pesar de contar con una organización cooperativa de biobancos a nivel nacional que posiblemente sea la más desarrollada de toda Europa. Ciertamente, y como se ha indicado más arriba, BBMRI-ERIC aún ha de demostrar su verdadero valor pero no es menos cierto que la investigación biomédica de excelencia se desarrolla de forma obligada en el contexto de la colaboración internacional, sin objetivos cortoplacistas y basado en un compromiso abierto. Nos jugamos no solo un tema de salud, sino también de presencia en el concierto internacional, generación de riqueza y trasferencia de conocimientos y tecnologías.

El documento de la Comisión Europea puede consultarse aquí.

Manuel M. Morente. Director Científico del Biobanco del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) Coordinador de la Plataforma Nacional de Biobancos (BBMRI.es) – Instituto de Salud Carlos III. Presidente de la European, Middle East & Africa Society for Biopreservation and Biobanking (ESBB)